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viernes, 29 de junio de 2018

QUINCE SEGUNDOS DE GLORIA



Tengo varias cicatrices que me recuerdan pasados dolores. Que me recuerdan quince segundos de gloria.

SOBRE LA COMPARACIÓN DE LOS DOLORES





Hoy me duele la pierna derecha. Si somos exactos la pantorrilla derecha.
En la inserción de ese par de músculos.
Donde corre aquel fino nervio.
En los recuerdos de mi vida se filtra siempre este dolor. Presente, palpitante.
En la fiesta de cumpleaños, en la película que vimos, en el paseo por el parque. 
He crecido con este dolor.
Es amigo. Es presencia.
Cuando el clima caprichoso cambia, brusco y cruel. Mi dolor compañero aparece.

****
Hoy levantamos el espejo de nuestros años compartidos y lo arrojamos a la pared. Millones de pedacitos se astillaron alrededor.
Dolió.
Y ese dolor se convirtió rápidamente en vacío. En mordisco, en ausencia. 
El dolor estaba en todos lados y en ninguna parte. 
Profundo y envolvente dolor. Enloquecedor dolor. 
Dolor sordo. Dolor que grita.


TARDE CON VERÓNICA




Crepés de fresa sobre el mantel.
Tú cocinas en silencio y yo hablo.
Yo hablo tanto y tú intentas entender.
Sonríes.
Me duele la cabeza. Tengo resaca, Vero.


PALABRAS CONJURO

Nube, duda, nudo, esperanza, desesperanza, regocijo, pantorrilla, golosina, garbanzo, frío, cactus, una estrella, hidromiel, mandarina, tu reloj, Marte, heparina.
* Kit de palabras conjuro para sacarte de mi cabeza, es parte del poemario de Eleonora Requena. A saber, las suyas fueron:

    "Sacacorchos, tirabuzón, tachadura,
     eclipse de sol, raticida, licor, disolvente,
     ángel exterminador, papelera, catapulta,
     armadura, congelador, tippex, jabón,
     esparadrapo, delete, delete, se acabó"



miércoles, 5 de abril de 2017

EL OTRO CIELO

-¿Sabes lo que es el cielo? 
Es poder repetir esa experiencia hermosa, una y otra vez.
Miro hacia arriba. En busca de tus palabras.
Pero está el otro cielo.
El otro cielo está abajo Niño bueno. 
El otro cielo está vivo, hirviente.
Es café con crema en el viento, es cigarrillo en la niebla. 
Es dejar atrás la velita encendida, dejarse vencer, olvidar que es todo y quien es uno, para ser solo otro cielo.
Mi otro cielo tiene la sonrisa ligera, los ojos abiertos, en él, despego del asfalto caliente mis zapatos.
Pero este otro cielo no me deja ver la luz del sol.

He de buscar una puerta, he de abrir una ventana. 
Cuanto me pesará salir del otro cielo. 
Querré regresar a la simplicidad de las cosas. 
Al incienso que me hace flotar, bailar, elevarme.
En mi otro cielo, no hay leyes físicas. 
No existen las leyes de los hombres. 
Mi otro cielo cierra los ojos, y se deja caer. 
Yo, caigo dentro.
Mi otro cielo no me deja ver las nubes. 
No me deja ver las culpas, los borrones.

Fumamos y nos embriagamos, en el otro cielo.
Dormimos un rato, entre humo y recuerdos inconclusos. 
Entre abrazos prestados, silencios comprensibles, comprendidos.
Con el cansancio y la sonrisa a medias, que muere primero en nuestro corazón, luego en nuestra cara. 
Silencio tácito. Cielo de papel. Cielo de humo. 
Otro cielo nada más.
Otro cielo por debajo de las nubes de tortuga.

domingo, 19 de febrero de 2017

LA SONRISA DE MI HERMANO


La sonrisa de mi hermano se extiende a medias.
No aquella que escuchas cuando en la televisión alguien cae.
O en la calle algún otro tropieza.
Esa es sonora, amplia, jadeante.
La sonrisa de mi hermano está escondida, en sus ojos de niño asustado.
En lo profundo del grito.
El llanto ahogado del silencio.
Si el sol cae apropiadamente en la esquina del patio,
Y vuela algún insecto en las flores del vecino.
Cuando el reloj marca las seis.
Puede escucharse la sonrisa de mi hermano.
Jaulas de gorriones llenan el patio del vecino.
Un muro cubre el crepúsculo en las esquinas.
Alguien ha robado las seis de la tarde del reloj de la pared.
No habrá entonces más sonrisas.
Enteras, medias, muecas.
Mi hermano esta extravíado, dentro de su cuerpo que sale por la puerta.

EN AUSENCIA DE CIGARRILLOS

En la ausencia de cigarrillos, repetimos aquel ritual que conocemos de memoria. 
Alcoholizados, nos reímos mientras el corazón se partía una vez más y nuestras cabezas flotaban lejos tan lejos.
Dijimos varias cosas, que no importarán luego. 
Te conozco tan bien.
 No quiero escribir. 
Sobre tu perfume eterno, ni sobre el mordisqueo lento en viceversa.
Hoy todo se me ha olvidado.